El marchenero Juan Antonio Campos Espina venía de tiempos en que los montajes fotográficos se hacían tras innumerables cortas y pegas y vuelta a fotografíar y los efectos en las imágenes sólo se podían conseguir en el laboratorio. Gustaba de transformar los colores de las fotos, y su maestría le había permitido exponer por todo el mundo. Con la llegada de los programas de edición, se adaptó a ellos para dar cauce a su fecunda imaginación; podía hacer andar al mismo Cristo por las calles de Marchena, transformar un paisaje, jugar con los colores o representar sus más fantasiosos sueños. Con Maratania publicó “El Colegio de la Encarnación, de la Compañía de Jesús a Colegio de Santa Isabel” y su obra póstuma “La parroquia de San Sebastián Mártir de Marchena”.