Conocí la Custodia de Alfaro (1579-1580) cuando editaba para Codexsa el libro sobre la parroquia de San Juan Bautista de Marchena con textos de Juan Luis Ravé. Estaba ya impresionado con la riqueza artística de la parroquia, donde los duques de Arcos habían traído los mejores artistas para su adorno, cuando descubrí la soberbia obra de Francisco de Alfaro. Quedé pasmado ante su exquisita belleza. Juan Luis me comentó que, aunque se había ejecutado antes que la custodia de Arfe (1579-1580) de la catedral sevillana, su lenguaje decorativo y arquitéctonico era más avanzado, incorporando todas las novedades del manierismo.
Me quedé subyugado contemplando con detenimiento cada uno de los elementos que la configuraban y, sobre todo, el excepcional grupo de la degollación del Bautista que, con sus esculturas de bulto en plata fundida y dorada, lograba expresar con precisión el drama del martirio.
Cada Corpus, Marchena se adorna para recibirla transportando la Sagrada Forma, alfombrando sus calles y levantando altares en su recorrido, siendo fiesta grande que convida a marcheneros y visitantes a la alegría de tan solemne y centenaria devoción.