La fuente es un elemento característico de la casa sevillana. Fue en el segundo cuarto del siglo XVI cuando empezaron a levantarse en sustitución de los sencillos brocales de las casas mudéjares; de igual manera a como se sustituyeron las antiguas columnas de ladrillo por las de mármol traídas de Génova.
Aunque muchas son simples pilas con su vástago, como la de la casa de los Bucarelli, otras se adornan con esculturas que, en general, aluden a motivos de la mitología clásica: la fuente de Neptuno del Alcázar, los Hermes-niños de Mañara, el Jano Bifronte de Pilatos o, incluso, en el palacio Arzobispal, se representa a Cristo a modo de Hércules. La tradición se mantuvo hasta la llegada del Modernismo con bellos ejemplos como la de la casa de Villapanés o la de los condes de Casa Galindo, ambas del XIX.