♦ Juan Martínez Gutiérrez intentó transmitir el espíritu de su país a través de la libre conjugación de volúmenes, esculturas y pinturas.
Junto al parque de María Luisa se sucedieron las transformaciones necesarias para acoger a los pabellones de la Exposición Iberoamericana del 29. Dentro de estos sobresale el de Chile del arquitecto de ese país Juan Martínez Gutiérrez. En él, se unen los recursos historicistas, en consonancia con el estilo general del evento, junto al uso de lenguajes modernos, especialmente influido por el expresionismo y el “Art Decó”. Es el pabellón de mayor superficie de la Exposición y su torre alcanza los 50 metros de altura, combinándose el uso del hormigón en su estructura y el ladrillo de sus muros.
El autor intenta transmitir el espíritu de su país a través de la libre conjugación de volúmenes, esculturas y pinturas. El asimétrico y múltiple juego de volúmenes superpuestos expresan la complejidad de la geografía chilena y, a la vez, sugiere una obra construida a través de los siglos que expresa la multiplicidad de influencias que hereda la Chile moderna.
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