El conjunto renacentista de Hernán Ruiz que corona la torre lo constituye, en primer lugar, el Cuerpo de Campanas, que mantiene la misma anchura que el cuerpo bajo del antiguo alminar, formando un único prisma con él. Se inicia con un pretil de piedra en donde los espacios entre sus trece pilastrillas se decoran con azulejos negros de variadas formas. Sobre éste se levantan pilares de ladrillo que forman cinco huecos por cada cara, cubierto el central por un arco y por dinteles el resto y, sobre cada uno de éstos, un óculo. Por encima, un pretil calado sobre el que se sitúan una serie de fanales y jarrones a los que se conoce popularmente como carambolas. En cada esquina se coloca una campana pétrea y, sobre ésta, una esfera de bronce con los tallos de azucenas que simbolizan al Cabildo Catedral (añadidos estos últimos en 1751).
El siguiente es el Cuerpo del Reloj, ya con una anchura inferior, donde se aloja la campana de 1400 y en cuyo friso aparece el siguiente epígrafe “TURRIS FORTISSIMA NOMEN DNI PROBERBI8”, tal como recoge el proverbio 18: Torre fortísima es el nombre del Señor.
Tras éste, el Cuerpo del Pozo con ocho pilares decorados con los característicos azulejos negros.
Por último, el Cuerpo Redondo de características formales parecidas al anterior y que sirve de inmediata base a la veleta.
La singular veleta, elegante, majestuosa y hermosa, la dibujó probablemente Luis de Vargas, la modeló Juan Bautista Vázquez “el Viejo” y la fundió al bronce Bartolomé Morel. Es una de las más bellas creaciones del Renacimiento español y traslada el modelo mitológico de Palas Atenea a una cristiana Fe, Triunfo de la Iglesia. Es el famoso Giraldillo al que con humor describe Cervantes en boca del Caballero del Bosque en su Don Quijote: “Una vez me mandó que fuese a desafiar a aquella famosa giganta de Sevilla llamada Giralda, que es tan valiente y fuerte como hecha de bronce, y sin mudarse de un lugar es la más movible y voltaria mujer del mundo. Llegué, vila y vencila, y hícela estar queda y a raya, porque en más de una semana no soplaron sino vientos nortes”.