El 29 de junio de 1236, día de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, Fernando III el Santo tomaba para Castilla la ciudad de Córdoba. La ciudad se repobló con gentes de los distintos reinos cristianos de España y los símbolos del dominio musulmán fueron sustituyéndose por símbolos cristianos. Fernando III dividió Córdoba en catorce collaciones -siete en la Villa y siete en la Ajerquía- presididas cada una por una iglesia: San Nicolás de la Villa, San Miguel, Santo Domingo de Silos, Santa María (Catedral), San Juan de los Caballeros, Omnium Sanctorum, Salvador, Santa Marina, San Andrés, San Nicolás de la Ajerquía, San Lorenzo, Santiago, San Pedro y la Magdalena. Las iglesias fernandinas son templos con muros de sillares colocados a soga, que forman plantas de tres naves, cubiertas por techumbres de madera y cabecera compuesta por tres ábsides abovedados; las naves se cubren con artesonados; un gran rosetón se abre sobre la portada principal formada por un gran arco ojival cubierto por un tejaroz; muchos de sus campanarios se levantaron sobre el anterior minarete musulmán. Algunas de ellas han desaparecido, como Omnium Sanctorum; de otras quedan restos, como la de Santo Domingo de Silos o San Juan de los Caballeros; algunas están muy transformadas y, otras, como Santa Marina o San Lorenzo, se conservan con gran pureza.