La Exposición Universal de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona fueron los grandes hitos que concitaron la atención mundial sobre España en 1992. La Exposición contó con una superficie mayor que el propio casco antiguo y se dieron cita en ella 108 países, 17 Comunidades Autónomas, 23 organizaciones internacionales y 7 empresas, reunidos en 111 pabellones. El corazón del recinto lo constituyó la antigua Cartuja de Santa María de las Cuevas, que fue completamente rehabilitada. Junto al recinto se construyeron otros importantes edificios como son Torre Triana (Saenz de Oíza) o el World Trade Center (Vázquez de Castro).
Entre los llamados pabellones temáticos, destacó el de la Navegación de Guillermo Vázquez Consuegra. Una cubierta curva de cobre supone el elemento principal de la fachada, a la cual seccionan cinco lucernarios de metal y vidrio. La cubierta metálica recuerda a los grandes hangares aéreos o a los tinglados portuarios. Las grandes vigas de madera, que salvan una luz de 40 metros, aparecen como si el casco de un barco varado se tratase. La torre-mirador que, como aparente faro se adentra en el río, es de una altura de unos 60 metros y se divide en dos elementos. El primero de ellos metálico y transparente y el segundo de hormigón blanco y cerrado que con forma de quilla se enfrenta al río.
Es el pabellón de la navegación un extraordinario edificio, rico en simbolismos y perfil de la ciudad junto a la orilla del río; uno de los mejores legados de la, cada vez más lejana, Exposición Universal de 1992.
La Arquitectura contemporánea en Sevilla – De Lupiáñez a las Setas
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