La plaza de la Corredera es uno de mis lugares favoritos de Andalucía. Desde sus orígenes medievales, la plaza convocó a los cordobeses a los grandes actos públicos de la ciudad, desde juegos navales para celebrar la victoria de Lepanto, pasando por corridas de toros –de donde deriva su nombre–, hasta los autos de fe de la Inquisición.
Su aspecto uniforme actual procede de a reforma que Francisco Ronquillo llevó acabo entre 1683 y 1687, Aunque prezca mentira, en 1896, se levantó un mercado en el centro de la plaza que impidió una completa visión de ésta hasta su demolición en 1959. Hoy día, apostarse en uno de sus numerosos bares o adentrarse en su mercado, disfrutando de su arquitectura, de su luz y de su viveza es un autentico placer.