Hace solo un año, no estaba entre mis proyectos. Sin embargo, el 8 de octubre se había hecho realidad y se presentaba en Cajasol en un multitudinario acto «MONTAÑÉS – Juan Martínez Montañés y su obra sevillana».
En febrero de este 2015, Manuel Jesús Roldán me llamó para proponerme que hiciésemos este libro que tendría como protagonista las fotografías de Fran Silva en el marco de la celebración del IV centenario de la talla de Nuestro Padre Jesús de la Pasión. Afortunadamente, logró convencerme y superé los miedos que las hojas de cálculo que hice me crearon sobre las sumas de ingresos y gastos. Con esfuerzo e ilusión, en nueve meses hemos conseguido un bello libro que contribuirá a dar a conocer en mayor medida la figura de uno de los más universales artistas de la Escuela Sevillana de Escultura.
Conocía a Fran Silva, como tantos más, por sus magistrales fotos de Jesús de la Pasión. Cada una de sus fotos me habían asombrado por su originalidad, por su riqueza de matices, por superar la difícil prueba de hacer nueva cada reiterada foto del mismo motivo: el genial nazareno labrado por Montañés. Creo que su labor en este libro ha sido magistral.
Esta obra comparte la filosofía de los libros que hemos ido publicando durante los quince años de existencia de Maratania: en gran medida, los libros de gran formato pueden tener excelentes textos o no, excelentes gráficos o no, pero, en numerosas ocasiones, ambos parecen ignorase mutuamente; por el contrario, en nuestros libros, siempre hemos buscado que textos y fotos colaboren entre ellos para que la imagen ayude a la comprensión del texto, para que el texto ayude a disfrutar de la imagen.
El libro se inicia con un extraordinario prólogo de un conocido profesor y comunicador sevillano que según nos dice, transcribe un texto del propio Martínez Montañés y que nos asoma al alma del escultor que contempla su obra, en la que logra vislumbrar al propio Dios: “La ciudad está tocada por el cristal de la gracia. Acaba de salir de la Iglesia. En su policromía aún lleva restos de penumbra. La mirada baja es la suprema demostración de la belleza que esconde en su interior. Es Jesús de la Pasión. Pero no os confundáis. No salió de mis manos. Mis labios aún tienen fuerza para proclamarlo: -En Verdad ésta es obra de Dios, no mía…”
Continúa con la introducción biográfica de Manuel Jesús Roldán a la que sigue la presentación de las obras sevillanas de Montañés. Éstas se distribuyen en los siguientes apartados: Infancia, Pasión, Santos, Retablos, Virgen María y Atribuciones. Cada una de las obras cuenta con numerosas herramientas que contribuyen a que la lectura sea más fructuosa. De esta manera, Manuel Jesús Roldan y Fran Silva nos regalan una completa semblanza de Montañés a través de un diseño moderno y visual.
Esta obra ha sido posible gracias a la sabiduría, arrojo y generosidad de Manuel Jesús y la ilusión, originalidad y buen arte de Fran. Pero el motor que nos ha movido a todos ha sido la pasión por Pasión.
Y de la pasión a Pasión, mi maestro fue mi propio padre, Francisco Navarro Sánchez del Campo, Hermano Mayor y Medalla de Oro de la Hermandad de Pasión a la que entregó por completo su vida. Por eso, en mi mente siempre estuvo él y, con él, todos los hermanos de la cofradía que nos hemos sucedido en estos quinientos años, los Antonio Lafarque, Eduardo León, José Sierra, Juan Fernández, Manuel Fernández Piedra, Miguel Bermudo, Paulino de Leyva, Sebastián y Bandarán, Angelita de Dios Jurado y todos los que, al contemplar la bella imagen labrada por Montañés, descubrieron, en su dulce rostro, el Amor, el Perdón, la Misericordia y, convertidos a Él, decidieron ser su cirineo.
Juan Pablo Navarro Rivas
Maratania
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