¿Quién plantó el primer naranjo en las calles de Sevilla? (III) – Lo que yo creo -36

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Concluyo aquí esta pregunta sobre quién plantó el primer naranjo en las calles de Sevilla, ofreciendo lo que yo pienso.
El foco inicial debió estar en el paseo de las Delicias. Su origen está en el siglo XVIII pero fue con José Manuel Arjona, asistente de Sevilla de 1825 a 1833, cuando se transformó en un jardín romántico junto a los jardines de Cristina. Para ello, contó con el arquitecto madrileño Melchor Cano (1794-?) y el botánico y profesor de agricultura Claudio Boutelou (Aranjuez, 1774 – ¿, 1842). Estos tres personajes fueron el arranque de la Sevilla Ideal que culminó en 1929 y que desde entonces los sevillanos vamos lapidando por soberbia, ignorancia y rapiña.
José Manuel Arjona fue, de alguna manera, el último político de la Ilustración. Defensor del absolutismo de Fernando VII y, a su vez, inigualable modernizador de la ciudad de Sevilla, será recordado por la creación de los jardines del Cristina y de las Delicias. Su labor llegó más allá: garantizó el abastecimiento de la ciudad, impulsó el mercado central de la Encarnación, modernizó el alumbrado público, empedró un tercio de las calles, creó el cuerpo de bomberos, inauguró la escuela de Tauromaquia, etc.
Melchor Cano fue el primer arquitecto formado en la Academia que dirigió las obras de Sevilla. De su labor con Arjona destacan los nuevos conductos de agua de los Caños de Carmona, la iluminación y empedrado de calles y el diseño de la plaza del Duque, más los jardines mencionados.
Claudio Boutelou pertenece a una familia de jardineros suizos llegada a España con Felipe V, siendo él y su hermano Esteban los miembros más importantes. Jardinero del Botánico de Madrid, lo salvó de la destrucción durante la invasión napoleónica. Llegó a Sevilla en 1816 para planificar la desecación de las marismas del Guadalquivir. Durante su estancia, se encargó de la conservación de los jardines de la ciudad y de la creación de los citados de Cristina y de las Delicias. Su hijo Pablo es el que, como hemos reseñado en el anterior artículo,  menciona en 1842 las almácigas de naranjos y los granados que invaden las plantaciones de las Delicias.
Pasado este primer momento, parece que la entrada del naranjo como propio del adorno de las calles de Sevilla se para. La construcción de la plaza Nueva en 1854 por Balbino Marrón sería el siguiente hito. Éste fue arquitecto municipal y a él se debieron la urbanización de la plaza de San Pedro en 1844, el desaparecido salón elevado que hubo en la plaza del Salvador en 1846, la plaza del Museo en 1862, el nuevo Ayuntamiento concluido en 1867, etc.
1861 sería la siguiente fecha clave con la plantación de naranjos en la plaza de la Magdalena, cuyo origen es de 1844.
En 1881, tenemos una relación clara: plaza Nueva, plaza de la Magdalena, Cardenal Cisneros, la Alfafa, la del Triunfo y los Jardines de Cristina y de las Delicias y la zona de la plaza de América y la plaza de Armas. El Salvador, cuya plantación se había aceptado en 1872, no se haría hasta principios del XX.
Definitivamente, Aníbal González, a partir de 1910, sería el que daría el impulso final para que el naranjo llegase a las calles, a las plazas y al recinto de la Exposición Iberoamericana de 1929. El impulso se multiplicaría a partir de 1970, pasando de 5.000 a 25.000 llos ejemplares de naranjo amargo, fundamentalmente, por la plantación de estos en las nuevas barriadas que rodean la ciudad histórica.

Juan Pablo Navarro
Maratania
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