El próximo 2 de junio se celebra la festividad del Corpus, posiblemente la fiesta más antigua de muchos lugares de España. Las de Sevilla, Granada y Toledo, que siguen celebrándose el jueves anterior, 60 días después del Domingo de Resurrección, son las de más justa fama. En la misma Sevilla, el mismo domingo salen de la parroquia de Santa Ana y de Magdalena dos bellísimas procesiones; en esta última, es soberbio contemplar como se arrojan pétalos a la custodia desde la bóveda del presbiterio. Y junto a éstas, no podemos olvidar a Lebrija, Marchena, Sanlúcar, etcetera, etcetera, etcetera.
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El patio de las Muñecas del Alcázar y la casa de Altamira – 157
El patio de las Muñecas es el modelo del patio sevillano. Alrededor de aquel se encontraban las estancias domésticas del Alcazar y, por eso, no extrañan sus pequeños dimensiones, su carácter recoleto, su luz matizada que mueve al descanso y a la tranquila charla. Los nobles sevillanos imitaron este modelo en sus mansiones y lo herederó la casa-patio del XIX.
Sin duda, entre los palacios sevillanos, el que en mayor medida lo imita es la casa de Altamira, cuyo origen se remonta al siglo XIV con Diego López de Stúñiga, justicia mayor de Castilla y León y co-regente durante las minorías de edad de Enrique III y Juan II. Diversas estancias se inspiran en el salón de Embajadores, en el patio de las Doncellas y, por supuesto, en el patio de las Muñecas., siendo su llamado patio de los Azulejos un trasunto de éste.
Los Caños de Carmona – Un monumento olvidado – 156
Es curioso que, en Sevilla, sus restos más antiguos pasen casi desapercibidos, como si careciesen de importancia. Las columnas romanas de Mármoles, las Murallas y los Caños de Carmona son ninguneados y olvidados por los sevillanos. En los Caños de Carmona, quizá sea porque sus arcadas parezcan como elementos extraños al entorno moderno de la calle Luis Montoto, como si fuesen fruto de un despistado olvido.
De sus 17 km. sólo nos dejó la eficiente piqueta tres pequeños tramos que desde 1912 se han ido viendo rodeados por edificios que lo acosan. Entonces perdimos esta traída de agua que tenía su origen remoto en los tiempos en que Julio César fue cuestor de la ciudad y que en 1172 fue reconstruida por los almohades. Desde la Edad Media y siglos después, tener acceso al agua de los Caños fue uno de los mayores privilegios; las casas que tenían conexión a éstos eran las más preciadas de la ciudad. Hoy, todos tenemos el agua a voluntad en nuestros hogares y, sin embargo, me hubiera hecho ilusión el haberme podido pasear a su sombra desde la puerta de Carmona hasta el manantial de Santa Lucía en Alcalá de donde arrancaba su onerosa agua. Al menos, el grabado de Guichot de 1860 me ayuda a imaginarme este ameno y bucólico sendero.
La Casa de las Dueñas – Un palacio con vida – 155
♦ Dos veces he tenido la fortuna de entrar y, aunque es posible que no vuelva a tener esa oportunidad, debo admitir que si es así, tan vivo y tan bell0, es porque es un huerto cerrado.
La Casa de las Dueñas tiene vida, espíritu. alma. Mientras otros edificios históricos se han contagiado de la frialdad burocrática de las instituciones que albergan o se le ha fosilizado su belleza al convertirse en museos, la residencia sevillana de los Alba regala todavía la elegancia, la belleza y la historia centenaria de su familia.
Pasearse por su patio principal con su encantadora fuente rodeada de calas. subir por su grandiosa escalera y llegar a su galería alta, donde las mecedoras nos invitan a descansar, es un placer sin igual. Una gallina kitsch, jarrones, flores, sillas, frescos renacentistas forman un variopinto escenario combinado con una inteligente delicadeza. Traspasar la puerta y llegar al salón del Piano y ascender con la mirada a los artesonados mudejares, sobrecogerse con el majestuoso comedor y descansar en el pequeño oratorio y seguir dando vueltas sabiendo que mientras lo recorres, ese espacio, ese tiempo es, de alguna manera, tuyo, es un privilegio que sólo se puede, humildemente, agradecer.
Dos veces he tenido la fortuna de entrar y, aunque es posible que no vuelva a tener esa oportunidad, debo admitir que si es así, tan vivo y tan bell0, es porque es un huerto cerrado. No puedo dejar de elogiar que así sea porque quizá pronto deje de serlo y por unos pocos euros será nuestro aunque, entonces, poco a poco, irá perdiendo su espíritu y empezará a morir, quizá, porque este adocenado tiempo en que vivimos no le deje ya vivir a su manera.
Un paseo por la Feria de 2013 – 154
Soy de esos sevillanos que dicen que no le gusta la feria pero van, beben sus copitas y ríen con sus amigos. Y, algunas veces, cojo mi cámara y tiro algunas fotos. La cámara tiene la virtud de obligarte a mirar, a buscar, a pensar. La cámara es una ventana diferente para mirar la vida. Y la feria es muy atractiva para ella, ¡cómo no¡ Así que este año ha sido de esos en que me he asomado a esa ventana. Aquí os dejo un apequeña selección:
Las Murallas de Sevilla – Resumen de nuestra historia – 153
♦ El tramo más completo es el que va del Arco de la Macarena hasta la Puerta de Córdoba, donde destacan el propio Arco, la Torre Blanca y los siete torreones cuadrados
Las murallas levantadas por Julio César (100-44 A.C.) tenían un perímetro que recorrería: Mateos Gago, Puerta de la Carne, Puerta Osario, Santa Catalina, Villasís, Cuna, el Salvador, Catedral. En época visigoda se encontraban muy debilitadas, constituyendo una frágil defensa contra la invasión musulmana en el 711 y ante las incursiones vikingas del 844. Abd-al-Rahman II (788-852) mandó reconstruirlas para proteger la ciudad de nuevos ataques y de las periódicas crecidas del río. Los almorávides, en el año 1126, prolongaron la muralla, el triple de la anterior. En gran parte, el nuevo terreno ganado intramuros quedó como huertas y terrenos baldíos. En el 1221 se construyó un antemuro y un foso alrededor del mismo. Éstas fueron las murallas que encontró Fernando III el Santo (1201-1252) al conquistar Sevilla en 1248. Contaba con más de 150 torres y una docena de puertas, y se mantuvo así durante la Edad Media. En los siglos siguientes, perdido el carácter defensivo, se adosaron casas y surgieron muladares en sus inmediaciones, aunque ofreció la mejor defensa frente a las violentas crecidas del Guadalquivir. En el año 1861 se decidió el derribo de las murallas para permitir el desarrollo urbano, tarea que se concluyó en 1869. Actualmente, quedan restos de murallas en torno a la Torre de Abdellaziz, la Torre de la Plata, la plaza del Cabildo y el Postigo del Aceite. El tramo más completo es el que va del Arco de la Macarena hasta la Puerta de Córdoba, donde destacan el propio Arco, la Torre Blanca y los siete torreones cuadrados que se sitúan a una distancia de unos 40 metros el uno del otro con su antemuro y foso.
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Los azulejos de la Casa de Pilatos de los hermanos Pulido – 152
Cuando uno visita la Casa de Pilatos la mirada se extravía pues muchas cosas son las que llaman la atención. Entre ellas, sin duda, merece la pena recrearse en los zócalos de azulejos de cuenca que adornan el patio, salones, escalera, techumbres y jardines.
Son obras de la década de 1530 de los hermanos Diego y Juan Pulido. Ellos son autores de los paños de azulejos que cubren en su totalidad el Cenador de Carlos V en el Alcázar y de su taller salieron también piezas para la Alhambra granadina. Inspirados en la tradición mudéjar, la imaginación de los hermanos les llevó a crear más de 150 modelos diferentes.
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La nueva tarjeta de visita de Maratania
Esta es mi nueva tarjeta de visita o, mejor dicho, mi nueva tarjeta comercial, ya que la costumbre social de entregar una tarjeta para anunciar una visita está ya en desuso.
Posiblemente tuvieron su origen en la Francia del XVII y en ella aparecía el nombre y, si acaso, la dirección. En el XIX, el fotógrafo, André Adolphe Eugène Disdéri, tuvo la idea de incluir una foto en ésta, convirtiéndose en un medio muy popular. De Inglaterra, como era de esperar, viene la idea de utilizarlas como “tradecard”, como tarjetas de comercio. Actualmente, encontramos una gran variedad de formatos y contenido.
Por otro lado, la tarjeta no deja de tener una mirada apasionante si pensamos que, detrás de este pequeño objeto, habrá personas nuevas a las que conocerás, caminos nuevos que recorrerás, noes y síes. ¿Qué me traerán estas?
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