Como sevillano, no puedo dejar de querer y admirar a Jerez. Pero hay una espina que no me podré quitar, cada vez que quiero atravesarla, las indicaciones siempre me lleven al lugar contrario. Pero en Dios lo ve (un entretenidísimo tratado sobre arte de Óscar Tusquets) he encontrado la respuesta y una razón más para aumentar mi querer por esta bendita ciudad. Y es que siempre he admirado su británico porte aristocrático y resulta que Tusquets me confirma que Jerez es muy british:
«Como la red de vías… es propiamente una intricada red de geometría fractal, todos los caminos llevan a todas partes. Las pequeñas y pintorescas señales de los cruces pueden indicar lo que quieran, pues seguro que por aquel camino también se puede llegar a aquel sitio… y a todos los demás. Para no extraviarnos es imprescindible llevar planos muy detallados, de escala muy grande (de una milla por pulgada, como mínimo); y, si está nublado, una brújula no nos vendrá nada mal.
Parece que los británicos dan por supuesto que uno ha nacido por allí cerca y que se ha pasado la vida recorriendo aquellos caminos».
Y es que, como escribía Antonio Burgos, hay dos tipos de ciudades, aquellas que por mucho que quieras no logras acceder nunca al centro y en cuanto te descuidas acabas en la carretera para el pueblo vecino; y hay otras, hospitalarias, que por mucho que quieras salir, te atrapan en sus calles. Puedo proclamar que Jerez es la reina de estas últimas.
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El baile de espadas del “Patatú” de Obejo, la Bachimachía – 6
Acompañan a la imagen, danzantes interpretando un ancestral baile de espadas, llamado Bachimachía. Vestidos con chaquetilla corta de pana marrón, camisa blanca, pantalón de pana lisa color avellana, fajín rojo y botas, desfilan con la mano derecha en la empuñadura de la espada propia, y con la izquierda en la punta de la del danzante anterior. Los primeros de la fila levantan una espada en arco y bajo ella pasan todos los que siguen y así sucesivamente.
La danza concluye con el degüello simbólico del Hermano Mayor, conocido como “el patatú”. Sin embargo, al final se le libera y, saltando, se separa del corro de espadas.
Rodeado por el paisaje de la Sierra, el viajero atento no solo disfruta de la rítmica danza de espadas y del teatral desenlace, se sabe participe de un ritual centenario que un pequeño pueblo mantiene vivo con orgullo.
La Clausura de Santa María de Jesús de Sevilla – 5
Me recibió una comunidad sumamente alegre de monjas españolas, mejicanas y de otras naciones. Incluso, una novicia calabresa, bellísima, por cierto, que había huido aquí desde su Italia natal para seguir una vocación a la que sus padres se negaban. Miguel Zapke, el fotógrafo, y yo compartimos un día delicioso con ellas. Con sencillez y humildad se prestaron a ayudarnos. Las vimos orar en la iglesia y en el coro, y trabajar en las múltiples labores que las ocupan diariamente.
Antes de entrar en la clausura, un azulejo con el lema de «Paz y Bien» indica la disposición en que se debe entrar. Su claustro renacentista no será de los más bellos de Sevilla pero recuerda al encanto de un patio de vecinos: macetas y jaulas con canarios, una humilde fuente en el centro, azulejos en el zócalo, un calvario en la entrada. Sobre una puerta, un azulejo de Jesús de la Pasión donado por mi padre, Francisco Navarro Sánchez del Campo, a la comunidad en los años setenta.
El convento ha sido remozado por el ayuntamiento tras la cesión a éste del convento de Santa Clara.
Ello ha hecho superar las lamentables condiciones higiénicas que habían sufrido en pasadas décadas. Incluso, un ascensor nos llevó desde una habitación aledaña al patio a la clausura. Me quedé sorprendido por su curiosa arquitectura; las celdas, con sus techos a un nivel inferior al de la planta, ofrecen la impresión de casas y sus corredores parecen calles. En una sala a modo de museo, conservan un encantador belén en una vitrina. En el coro alto, una cubierta mudéjar recoge la oración de las monjas y una reja a los pies deja ver la iglesia. Su retablo es obra de 1690 de Cristóbal de Guadix con esculturas de Pedro Roldán, salvo la Virgen que la preside. Pero es una humilde talla de San Pancracio en una de las peredes la que atrae una gran devoción popular.
Como la mayoría de los conventos, sufre de la penuria económica. Durante muchos años han encuadernado libros para financiarse; ahora van a abrir un obrador con recetas de monjas clarisas, espero que tengan suerte con él. En cualquier caso, la Providencia siempre está con ellas.
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Las carreras de caballos en la playa en Sanlúcar de Barrameda – 4
Los veranos de Sanlúcar de Barrameda regalan todos los años uno de los espectáculos más singulares del mundo: las Carreras organizadas por la Sociedad de Carreras de Caballos de Sanlucar de Barrameda. Desde 1845 se corren cada año en Agosto y su origen, según la tradición popular, se debió a las carreras que disputaban los vendedores para llegar al lugar de la subastas de pescado.
El escenario es inigualable, la amplia playa que deja la bajamar frente al Coto de Doñana; justo en el sitio donde Elcano concluyó la primera vuelta al Mundo. Y el momento único, al atardecer, mientras el sol se hunde en la desembocadura del río Guadalquivir.
Los caballos corren por la arena mojada, por el agua de la orilla, perfilados contra un sol que no deslumbra sino que dibuja de tonos naranjas la carrera. El olor a salitre, a mar, se une al bullicio de la gente. Veraneantes con sombrilla y bañador, aficionados y niños que a lo largo de todo el recorrido se pueden ver en ingenuas casetillas en las que se realizan pequeñas apuestas.
La noche caerá y con los zapatos llenos de arena volveremos con la experiencia de haber estado en una fiesta. Ese fenómeno tan español que, a un rito anual y, por tanto, repetido, transforma en una experiencia única y, a su vez, compartida, aquí, con el sol, con el mar, con la arena, con caballos y jinetes, con gente de toda condición. Algún día debes ir.
La Huelva Inglesa – 3
EL MUELLE DE HIERRO
Obra de Gibson y Bruce de 1876, alcanzó los 1.165 m, de longitud. Fin de trayecto del ferrocarril que transportaba los minerales desde Río Tinto, el muelle partía de tierra para alzarse durante 577 m. sobre el Odiel; este tramo es recto durante 200m. para proyectar una larga curva que desemboca en una nueva recta: por sus dos pisos entraban y salían los trenes para alojar su carga de mineral en las bodegas de los barcos. En 1975 dejó de utilizarse.
CASA COLÓN
Construido entre 1883 y 1892 como hotel. Se inauguró con una fastuosa fiesta conmemorativa del 400 aniversario del descubrimiento de América. Su fracaso como hotel llevó a adaptarlo años después para oficinas de la Riotinto Company. Desde 1992, se convirtió en un centro cultural bajo la denominación de Casa Colón.
BARRIO REINA VICTORIA
Situado al final de la Avenida de Sundhein, el Barrio Reina Victoria fue construido a partir de 1916 para albergar a los trabajadores de la Riotinto Company a modo de ciudad jardín. Participaron arquitectos españoles como Aguado y Pérez Carasa y británicos como Morgan.
GUILLERMO SUNDHEIM
Guillermo Sundheim (Giessen, 1840– Huelva, 1903) fue esencial en el desarrollo de esta Huelva decimonónica. Cónsul de Alemania en Huelva, comprendió las oportunidades de la ciudad y puso en contacto diversos empresarios extranjeros como Enrique Doetsch o Hugh Matheson con las minas onubenses, posibilitando la creación de la Rio Tinto Company Limited. Igualmente, promovió el enlace ferroviario entre las minas y el puerto onubense, así como los enlaces de Huelva con Zafra y Sevilla
Además, hizo posible la conmemoración en la ciudad del IV Centenario del Descubrimiento de América, la construcción del Hotel Colón y el conocimiento del entonces casi olvidado entorno del Monasterio de La Rábida. Igualmente, inició el desarrollo de la explotación turística de la costa onubense en las playas de Punta Umbría, como lugar de descanso de los directivos británicos de las minas. Como no podía ser de otro modo, fue uno de los promotores del Huelva Recreation Club.
La romería del Rocío en Pentecostés
Encontrar un pez en una cueva
El Azulejo – 2
El descubrimiento de América y la importancia que adquirió Sevilla desde entonces, atrajo personajes y artistas como el ollero italiano Niculoso Pisano, quien, a principios del XVI, revolucionó este arte en Sevilla al introducir el azulejo pintado. La llegada en 1561 del flamenco Frans Andríes asentó esta técnica definitivamente. En el XVII empezaron a introducirse los azulejos de “tipo Delft”, piezas pintadas con motivos independientes enmarcados en un círculo. Durante el siglo XVIII, se popularizaron con los llamado de montería por sus motivos de caza. En 1841, Charles Pickman fundó la fábrica de La Cartuja de Sevilla, donde se unieron las técnicas industriales inglesas con las tradiciones sevillanas. Junto a ésta, destacaron los alfares trianeros como el de Mensaque. La evolución culminó con la arquitectura regionalista de principios del XX que propició la consecución de obras maestras de este arte con las obras de Rodríguez y Pérez de Tudela, García Montalbán o Manuel Vigil-Escalera.
El alicatado se realiza con la yuxtaposición de pequeñas piezas de formas geométricas a modo de mosaico. Gestoso lo expone así: «los albañiles cortaban con la herramienta que se conoce con el nombre de «pico», de placas y losetas monocromas blancas, verdes, azules y meladas, yuxtaponiendolas, y por tanto sin que entre ellas hubiese más línea divisoria que la del corte».
En la técnica de cuenca o arista, tras modelar la loseta a presión con un molde, se pintan los huecos resultantes.En el siglo XVI, el italiano Niculoso Pisano y, tras él, el flamenco Frans Andríes introdujeron el azulejo pintado en Sevilla. Este permitió la total libertad del artista para desarrollar cualquier tipo de escena. En el XVII surgió la costumbre de adornar fachadas con retablos de azulejos con motivos religiosos. Estos llegaron a derivar, incluso en un uso comercial; el anuncio del Studebaker de 1924 en la calle Tetuán es el mejor ejemplo de ello.
Hola desde Maratania – Edición, maquetación, diseño y servicios editoriales
Esta bitácora tiene el proposito de tratar temas que nos interesan: arte, historia, costumbres y personajes, especialmente andaluces, aunque sin desdeñar otros asuntos y ámbitos más amplios.
Esperamos que nos acompañéis en esta aventura
Maratania desarrolla diseños de toda índole; libros para el público en general, libros institucionales, imagen corporativa, revistas, etc. La calidad de nuestros trabajos garantiza las más exigentes necesidades de nuestros clientes: Instituto Internacional San Telmo, Ayuntamiento de Sevilla, Sevilla Convention Bureau, ANCCE, Junta de Andalucía, Codexsa, Telefónica, Holcim, Feragua, Focus- Abengoa…
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¡Cuánto trabajo sobre una mesa! – Maratania en un metro cuadrado
Cuando entro en mi local, sobre una mesa veo gran parte del trabajo de estos quince años en Maratania. No deja de sorprender que, tanto tiempo, tanto espacio recorrido, se te resuma en un escaso metro cuadrado. Pero ¿cuánto espacio cubriría si los miles de ejemplares de libros para el público en general, libros institucionales, imagen corporativa, revistas, etc. que hemos editado, diseñado y maquetado, dispersos por todo el mundo, lo concentrásemos en un solo lugar?
Por cierto, a propósito de todo el mundo. Los libros de Maratania llegan muy lejos. El último país exótico al que hemos llegados es ¡¡¡Suazilandia¡¡¡ El reino de Mswati III.