♦ ¿Debo hacer de la repetición aburrimiento? ¿Debo considerar cada reto una ocasión para dejarme ganar por el miedo y la ansiedad? La respuesta clara es que no
Es natural desear que tu trabajo esté siempre ligado a la creatividad o que conecte con aquello que es tu vocación. Hace muchos años, en el IESE, se me quedó grabado para siempre lo que nos enseñaba el profesor Luis Huete: hablaba sobre la remuneración de nuestro trabajo y distinguía entre el salario material y el salario mental. Éste consistiría en todo aquello que nos hace sabroso nuestro esfuerzo diario. Unos buscan más un salario que otro. En mi caso, la búsqueda de salario mental es lo que me movió a fundar Maratania. Escribiendo, fotografiando, editando, diseñando y maquetando libros, revistas o simples folletos obtengo momentos de claro placer creativo. Sin embargo debo reconocer que a éstos se unen numerosas actividades que son repetitivas y retos que hay que superar cada día.
Entonces, debo preguntarme: ¿Debo hacer de la repetición aburrimiento? ¿Debo considerar cada reto una ocasión para dejarme ganar por el miedo y la ansiedad? La respuesta clara es que no; pero convertir lo reiterado en divertido y el reto en gozo requieren una mirada abierta por nuestra parte. Debo reconocer que no siempre lo consigo, pero te aseguro que sí busco que todo lo que hago me apasione.
Buscando ejemplos en tareas recientes, me es fácil encontrar trabajos que me han resultado fácilmente gratificantes: acabar nuestro libro Casas Sevillanas que saldrá en breve a le venta, diseñar y maquetar la revista del Caballo Español o la realización de los folletos e invitaciones para la inauguración de la iluminación artística del palacio Arzobispal. Junto a ellos, puedo citar trabajos repetitivos como el transformar un libro de la Junta de Andalucía sobre la estrategia energética de nuestra región en castellano en otro en inglés o como la propia versión inglesa del Caballo Español. Todos ellos son, en gran medida, un constante «corta y pega».
Pero la cosa no está tan clara; en los trabajos «creativos» hay muchas labores reiterativas. Salvando la inalcanzable distancia ¡cuántos golpes de martillo aparentemente iguales tuvo que dar Miguel Ángel para esculpir su gigantesco David! A su vez, en los que consideramos «repetitivos» se puede buscar el gusto buscando nuevas fórmulas para hacerlo diferente, mejor y mas rápido. Y, en conclusión, de todos ellos nos debe quedar la satisfacción del trabajo bien hecho, de construir algo nuevo, de haber superado un reto.
Y de esto último quiero escribir para concluir. Si en lo anterior prácticamente hablábamos de divertido o aburrido, al hablar del reto, hablamos de algo muy profundo. Desde los pequeños a los grandes, nuestra posición ante éstos nos habla de nuestra actitud ante la vida. Podemos hacerla una reiterada y sin arreglo secuencia de miedos o inquietudes, o una creativa superación de nuestros límites, en un mejor conocerse a uno mismo y alcanzar nuestro mejor yo. Al fin y al cabo, lo de siempre, lo que ya los griegos inscribieron en el templo de Apolo en Delfos: «Conócete a ti mismo».
Así, la reiteración y los retos nos suponen una oportunidad, no sólo de divertirnos, sino de algo más importante: ser mejores. Y, en ese camino, debemos evitar siempre abrumarnos por nuestros fallos y equivocaciones, ya que solo la humildad de perdonárnoslos nos dará la oportunidad de gozar plenamente de lo alcanzado. Al menos, intentémoslos, algo, al menos, avanzaremos.