Javier Torres reseña «Miguel Mañara, el rico que sirvió a los pobres»

Javier Torres nos vuelve a reseñar otro cuento -tras la de Àngela de la Cruz, madre de los abandonados-, el primero de la serie «Vidas de Santos»: «Miguel Mañara, el rico que sirvió a los pobres».
«El cuento, muy completo, permite inculcar valores a los pequeños y reforzarlos en los mayores, o viceversa. Es una delicia tenerlo en las manos y leerlo, no una, sino muchas veces. Unas por gusto, otras para recordar, y las demás para tener presente el mensaje que nos es transmitido».
«Son muchos los libros que hablan de Don Miguel de Mañara, pero pocos lo hacen del modo que elige la editorial Maratania: en forma de entrañable cuento con esencial contenido y mejor presentación».
«Los textos de Juan Pablo Navarro Rivas encuentran la réplica justa y necesaria en las ilustraciones de Jaime Javier Domingo Martínez, toda una delicia».
«Se trata de un libro, o de un cuento ¿por qué no?, muy del agrado del tacto y el olfato, que invita a ser leído».


Cuentos publicados:

Miguel Mañara, el rico que que sirvió a los pobres; Ignacio de Loyola, el soldado de Dios; Clara de Asís, la dama pobre y Ángela de la Cruz, madre de los pobres

«Colección Vidas de Santos», de venta en librerías (busca la más cercana: https://www.todostuslibros.com/busquedas?keyword=maratania, en Amazon https://www.amazon.es/s?k=maratania… y en www.maratania.es


Os dejo aquí su artículo en el Diario de Pasión:

Sevilla. Miguel de Mañara en el día de Don Juan

Vidas paralelas hasta que todo cambió…

Es costumbre en España unir la inmortal obra de Zorrilla con los cementerios. Es en los camposantos donde últimamente se representan y conmemoran las andanzas de este conquistador impenitente: Don Juan Tenorio.
Teatros, calles, plazas y cementerios… Pero no vamos a recordar en este artículo-reseña una historia más que conocida. Traeremos a escena la vida de otro Casanovas español, cuya vida dio tal vuelco que se ha convertido en ejemplo de vida dedicada a los más necesitados.
Son muchos los libros que hablan de Don Miguel de Mañara, pero pocos lo hacen del modo que elige la editorial Maratania: en forma de entrañable cuento con esencial contenido y mejor presentación.
Con el título de Miguel Mañara, el rico que sirvió a los pobres, los textos de Juan Pablo Navarro Rivas encuentran la réplica justa y necesaria en las ilustraciones de Jaime Javier Domingo Martínez, toda una delicia.
Se trata de un libro, o de un cuento ¿por qué no?, muy del agrado del tacto y el olfato, que invita a ser leído, y así debemos proceder: visualización, caricia y lectura, con aprendizaje incluido.

Miguel Manara el rico que sirvio a los pobres

Portada Miguel Mañara, el rico que sirvió a los pobres

Reside la originalidad del volumen en el modo de narrar. Don Miguel, antaño pecador iracundo, se ha convertido en siervo del prójimo y reza junto a un moribundo. En su camino a la iglesia en la que seguirá orando, se topa con Jorge, un niño que, habiendo oído de sus andanzas, se convierte en necesario interlocutor.
El pupilo descubrirá con las palabras del mismo Mañara los secretos de su vida y conversión. Pero ¿por qué esta reseña en un medio cofrade?
La palabra cofrade es muy amplia. Mañara fue cofrade, de una hermandad enfocada al prójimo, que asistía a enfermos, que recogía los cadáveres que aparecían flotando en el río y hasta fundaron un hospital asociado a una la iglesias más bellas de Sevilla, popularmente conocida como La Caridad.
Jorge aprende rápido. Mañara le cuenta que todo cambió al morir su mujer, el episodio del Viático y otros muchos que el lector deberá ir descubriendo por sí mismo.
El Viático con la campanilla que anunciaba el paso de la comitiva. Las coincidencias con la figura del muñidor no son casualidades aun cuando sea la Hermandad de la Mortaja la única de las cofradías de Sevilla que conserva su figura.
Practicar la Caridad debería estar de moda en los tiempos que corren, pero la realidad es bien distinta. Podría el espejo de este personaje servir para el fin de transformarnos, tarea pendiente para muchos de nosotros.
¿Seríamos capaces de tender nuestras capas en la calle Socorro en cualquier otra para que el sacerdote que porta el cuerpo de Cristo y acude en auxilio del alma de un enfermo o moribundo no se manche de barro?
Valdés Leal, en sus Postrimerías da una lección de pintura y sapiencia. Visionemos su obra y entenderemos la caducidad de lo material y la longevidad de la pureza del alma. Regalemos Misericordia y estaremos más cerca de salvarnos y, si no creemos, seremos mejores presonas.
El cuento, muy completo, permite inculcar valores a los pequeños y reforzarlos en los mayores, o viceversa. Es una delicia tenerlo en las manos y leerlo, no una, sino muchas veces. Unas por gusto, otras para recordar, y las demás para tener presente el mensaje que nos es transmitido.
Entonces, pasaremos a preguntarnos sobre la aparición en la narración de Mateo Vázquez de Leca o del encargo a Martínez Montañés del imponente Cristo de la Clemencia, ambos hechos relacionados. Adquieran un ejemplar y podrán saludar a Murillo, a Roldán y a Diego de Mirafuentes.
En cualquier caso, bienvenidos a este episodio de lectura en el que espero que coincidamos todos. Y si no les gusta la propuesta, pásenla a otros que sí puedan encontrar en ella una fuente de inspiración.
Francisco Javier Torres Gómez