Esta es mi lista ( pero no la única) de mis libros favoritos de ficción – 200

DIPUTAMi amigo Juan Ramón me pide, en una de estas divertidas modas de Facebook, que confeccione una lista de diez títulos de ficción según mi gusto. Aquí va:

  1. Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes
  2. Relatos de Borges (no me hagan elegir)
  3. Relatos de Cortazar (cualquiera me vale)
  4. El Caballero Inexistente, Italo Calvino
  5. La Conjura de los Necios, John Kennedy Toole
  6. Crimen y Castigo, Fiódor Dostoyevski
  7. El Criticón, Baltasar Gracián
  8. Ulises, James Joyce
  9. Astérix el Legionario, Renë Goscinny
  10. Fahrenheit 451, Ray Bradbury

Y, como diría Isbert,  os debo una explicación, y esta explicación que os debo, os la voy a pagar. Que yo os debo una explicación que os tengo que explicar. Así que os explico.

  1. ¿Cómo no? ¿No es la mejor?¿ No es, acaso, la novela de la que nacen el resto?¿No es el libro más sabio tras la Biblia? Además, es el libro por el que más veces me he paseado y divertido por sus páginas. Y, por último, no es broma, yo creo que mi Señor Don Quijote existe más que muchos que los parió su madre y, que allá en el cielo, los dos cabalgaremos juntos para contemplar a Dios.
  2. Lo bueno, si breve, dos veces bueno. El mejor laberinto en que perderte.
  3. Su español es una delicia. Recuerdo la primera vez que leí uno de sus relatos: empecé nada más salir de la librería y lo acabé al llegar a mi casa, consiguiendo que ningún coche me atropellara y sin chocarme con ninguna farola. No sé cuántas veces, conversando, habré hablado de Deshoras para explicar cómo cambia el sentido del Tiempo conforme pasan los años.
  4. ¡La existencia de una armadura a la que nadie habita! ¿Puede existir un personaje más peculiar? Quizá cualquiera de su Trilogía de los Antepasados: un barón que decide vivir en los árboles o un vizconde que vive dividido en dos mitades.
  5. ¡Qué soy de los ochenta! Esos años de mi juventud en que la buena fortuna nos trajo que los libros de moda fueran El Perfume, El Nombre de la Rosa o Las Memorias de Adriano y a este personaje incomparable: Ignatius J. Reilly.
  6. A uno que, como yo, piensa que nuestra vida es fruto de nuestras decisiones morales ¿cómo no le va a apasionar Dostoyevski?
  7. Todo sevillano tiene alma barroca. Creo que con El Criticón inicié, fuera de los de texto, esa necesaria costumbre de subrayar los libros.
  8. Una de mis más repetidas frases, «hemos de aprehender los signos de las cosas», habita el mar por el que navega Leopold Bloom.
  9. Sigo leyéndolo después de tantos años y riéndome cada vez más con él mientras lo comparto con mis hijos. Cuando veo mi biblioteca, mis asterix, mis tintines y algún raro Mortadelo son los libros que miro con más cariño. Sin exageración, a ellos le debo mucho de lo que soy.
  10. Me encanta la ciencia ficción y cierra bien la lista porque siento envidia de aquellos hombres que guardaban en su memoria los libros mientras que a mí su recuerdo se me quema nada más leer su última página.

Esta relación vale como otra cualquiera, aunque los dos primeros, junto a la Biblia, serían los que me acompañarían a esa famosa y transitada isla desierta a la que sólo se pueden llevar tres libros. Por lo demás, creo que retrata que cada vez soy menos novelero, entiéndaseme en todas las acepciones del diccionario, y que huyo de ser un esnob. Y, sin embargo, al confeccionarla, ahora que mis gustos se alejan cada vez más de la afición por la novela, me ha venido el recuerdo de cuando leía con fruición cada una que me caía en las manos y el tiempo me sobraba, los ojos no se cansaban y la espalda no me dolía. Y así, miro ahora mi biblioteca y no puedo sino recordar con dolor las palabras de Borges: Tras el cristal ya gris la noche cesa y del alto de libros que una trunca sombra dilata por la vaga mesa, alguno habrá que no leeremos nunca».

Juan Pablo Navarro Rivas
Maratania
Edición. diseño, maquetación y servicios editoriales – Sevilla
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