Javier Torres reseña «Ignacio de Loyola, el soldado de Dios»

Portada San Ignacio, El Soldado de Dios

Portada de San Ignacio, El Soldado de Dios

Javier Torres nos regala nuevamentee la reseña de otro de nuestros cuentos de la colección «Vidas de Santos»: «Ignacio de Loyola, el soldado de Dios» en Libros que voy leyendo: 


«Sabe a gloria, a dulces de monjas, a torno silencioso y, cómo no, a aventuras. Y es que Iñigo de Loyola fue un aventurero en toda regla»
«Sin duda es un libro muy trabajado que debería regalarse casi por obligación, para disfrutarlo en privado o en compañía, pero siempre con una sonrisa en los labios»


«A todos los que ya me vais conociendo, comprobaréis que mi género literario es el noir, pero no por ello dejo de descubrir allá donde se citen dos letras para componer una sílaba y varias sílabas para construir palabras. Es curiosidad, una inmensa curiosidad por las letras la que heredé de mis padres y la que intento transmitir a mis hijos. Precisamente de estos últimos se aprende, y mucho. Hace poco cayó en mis manos un precioso ejemplar ilustrado en el que se narraba en formato cuento ilustrado la vida de San Ignacio de Loyola. No pude negarme a buscar la ocasión idónea para arropar a mi pequeña y leerle la historia tan interesante que se escondía tras su cubierta. Los textos de Juan Pablo Navarro y las ilustraciones de María Bullón, a quien ya conocía de trabajos anteriores, son el cóctel perfecto para pasar una serena y dulce velada a la vera de un niño a punto de abandonarse al sueño. Se trata este de uno de los volúmenes que componen la incipiente colección de Vidas de Santos con la que la editorial Maratania se ha propuesto ocupar un nicho aún inexplorado desde el que inculcar cultura y, sobre todo, valores, a una sociedad que los necesita, aunque no sea consciente de esa necesidad. El volumen, perfectamente maquetado, sabe a gloria, a dulces de monjas, a torno silencioso y, cómo no, a aventuras. Y es que Iñigo de Loyola fue un aventurero en toda regla.
Lalo, un joven que se ve postrado en la cama debido a un accidente que condicionó la fractura de su pierna, recibe la inesperada visita del padre Lecaroz, un jesuita amigo de la familia, quien le propone conocer la vida de aquel santo cuya pierna quedó quebrada en el asedio de Pamplona y aprovecho su convalecencia para leer libros de santos. A partir de esta premisa, el libro, o el cuento, avanza de la mano de bellas imágenes para gozo de quien lee y de quien escucha lo que a todos los efectos es una historia de aventuras que debería ser conocida, difundida y, en lo esencial, imitada. Que conste que Iñigo era un personaje orgulloso y altivo, pero la vida le tenía reservadas muchas sorpresas.
Las vidas de santos pueden parecer aburridas, pero doy fe que no lo son. Es verdad que nuestro protagonista deseaba leer libros de caballería, pero a falta de estos, en Loyola había otros que, a las pruebas me remito, resultaban muy interesantes, como la vida de Jesús o las vidas de santos a las que ya hemos aludido.
Lalo pregunta y Lecaroz replica con una nueva historia mientras María Bullón da vida a los personajes con su buen hacer con la paleta de colores. No es de extrañar que la lectura llegue a su fin justo cuando el pequeño dice con una tímida vocecita Buenas noches y ambos, padre e hijo, se separan con el mejor sabor de boca.
Sin duda es un libro muy trabajado que debería regalarse casi por obligación, para disfrutarlo en privado o en compañía, pero siempre con una sonrisa en los labios.
Contar historias no es fácil, pero esta pareja de autores sabe hacerlo muy bien.


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