Miguel Zapke y la fotografía de 360º

Miguel Zapke - foto de Miguel Zapke

Miguel Zapke – foto de Miguel Zapke

Era el año 2000 y yo andaba despistado sobre cómo era eso de editar libros. Como muchas veces ocurre, se demostró que, cuando tienes una ilusión, mucha gente desconocida viene a ayudarte. Fue mi amigo Juan Vela quien me puso en contacto con Manolo Rodríguez, un Arturo (dícese del que trabaja o ha trabajado en Arthur Andersen) como nosotros, que por aquella época estaba en GPD. Él me presento a César Lorente, diseñador, y me habló de Miguel Zapke.

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Miguel había llegado desde Alemania en los años 80 y ya era un sevillano más y un poquito menos alemán. Él era un prestigioso fotógrafo y yo sólo tenía proyectos no muy claros en la cabeza. La cosa es que, todavía no me explico cómo, confió en mí e iniciamos el proyecto de “Sevilla una mirada en el Tiempo”. No olvidaré las fotografías que hicimos en la Catedral (donde no había luz, él la encontraba) o los buenos ratos en el archivo de su casa viendo y remirando fotos. En el Alcázar, llegamos a primera hora y nos dirigimos a la fuente de Mercurio: al llegar me dijo que había que esperar y, cuando los primeros rayos del sol superaron la Galería de Grutescos de Vermondo Resta e iluminaron la cabeza del Mercurio, disparó y acertó en una foto excepcional. El trabajo salió y edité mi primer libro. Maratania estaba en marcha.
Miguel Zapke montando una cámara de 360º
 
En tiempos en que el 3D no había llegado, el me hablaba de las fotos de 360º y que debíamos hacer un libro con ellas. Me pasé por su casa y me enseñó algunos positivos de medio formato; algunos alcanzaban casi el metro de longitud. La idea me agradó. Comprobé que hasta entonces no se había publicado ningún libro en España que tuviese como protagonista ese tipo de fotografía y de ahí salió  Andalucía 360º.
Fotografía de la calle Benjumeda de Cádiz - Foto Miguel Zapke
En esta fotografía del casco histórico gaditano se muestra como funcionan las cámaras de 360º. Miguel  se situó en el cruce de las calles Benjumeda y Sagasta e inició el giro en el tramo de la calle Sagasta que se encontraba a sus espaldas, siguió con la calle Benjumeda, de nuevo Sagasta en el tramo enfrente de él, a continuación la calle Benjumeda a su derecha y concluyó en el mismo punto donde había empezado.
Luego nos embarcamos en Sevilla 360º. En estos dos libros, volví a pasar con él momentos inolvidables: disfrutando de la Cartuja de Granada en el silencio de un edificio sin turistas, buscando localizaciones por Málaga o iluminando con mi coche la fuente de la plaza de Santa María en Baeza. Nos lo pasamos como nunca con el guía de la iglesia de San Luis, quien nos descubrió todos los simbolismos que encierra la iglesia.
Gané un amigo y, aunque nos vemos poco y no hemos vuelto a trabajar juntos, me alegro cada vez que charlo con él y filosofamos o desbarramos sobre este mundo del que tantas cosas cambiaríamos.
Miguel es un gran tipo, un hombre de fiar, cosa rara en estos tiempos, y un enorme fotógrafo. Si un día lo conocéis, veréis que digo la verdad.

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Y me bañé en los mares de la Luna – 15

Nada mejor que un buen baño en la luna“Y me bañé en los mares de la Luna” es el final de una historia infantil. En la clase de mi hijo Borja, de 5 años, cada semana uno de los alumnos lleva a su casa un cuaderno en el que tiene que relatar un viaje familiar. Lo estuvimos viendo y había mucho Orlando, mucho Eurodisney, mucho campo, mucha playa. Qué prosaico, me dije, que donde no lleguen los pies, llegue la cabeza. Borja, ¿te parece bien que viajemos a la Luna? ¡Bieeeeeeeeen! -gritó, con ese vocerío que nos estremece cada vez, que son muchas, que se quiere hacer notar.
Así que nos pusimos manos a la obra. Habíamos ido a la Luna y lo primero que teníamos que recordar era cómo lo habíamos hecho. Desechamos la idea del cohete, muy cara para nuestros pobres ingresos. Pensamos y pensamos, y claro, Borja sólo pudo ir en bici. Otra vez, Borja retumbaba: ¡Cohete Nooo, bici sííí, cohete NOOO, bici SÍÍÍ, COHETE NOOO, BICI, SÍÍÍ!
Un poco más sordos, salimos para la Luna. Sorteamos aviones, satélites, asteroides, ¡carril bici, ya!; pedaleamos y pedaleamos. Por cierto, ni una ventita, ni siquiera una gasolinera donde parar y tomar una cervecita (una sola, no más, que luego vienen los accidentes y la policía interestelar con las multas). ¡Boooorja!, deja de hacer eses y derrapar, que te chocas.
Por fin llegamos a la Luna. No os lo váis a creer, con lo atestadas que están siempre las playas, no había nadie; sólo un par de astronautas despitados con traje de buzo jugando a poner banderitas y… poco más. ¿Pero se puede hacer algo en la luna aparte de dar saltitos? Nosotros lo hicimos; una vez allí,  todo fue de lo más normal; igual que cuando se va de veraneo:  montar a caballo, jugar al tenis y, claro, bañarse en los mares de la Luna.

Cuatro años, el mejor arquitecto, 60 artistas y 150 artesanos para una casa de muñecas – 12

Siempre me encantó la portada de Astérix y Cleopatra parodiando el coste de la famosa y casi homónima película de Liz Taylor y Richard Burton:“La mayor aventura jamás dibujada, 14 litros de tinta china, 30 pinceles, 62 lápices de mina blanda; 1 lápiz de mina dura, 27 gomas de borrar, 38 kilos de papel, 16 cintas mecanográficas, 2 máquinas de escribir, 67 litros de cerveza, fueron necesarios para su realización!”
Qué decir entonces de la casa de muñecas de la reina Mary donde innumerables artistas, artesanos y escritores trabajaron durante cuatro años. La idea fue de la princesa María Luisa, quien encargó en 1920, al que era el más importante arquitecto del imperio, Sir Edwin Lutyens, una casa de muñecas para la colección de la reina María, mujer de Jorge V. Al terminarla, así son los ingleses, el regalo no se consideró una excentricidad sino que llegó a simbolizar la maestría de los artesanos británicos tras superar la Primera Guerra Mundial.
Sir Edwins creo una casa a escala 1:12 en estilo palladiano y su decoración se diseñó como si de un palacio real se tratara. No se escatimó en ningún detalle: se contrató a electricistas y fontaneros para tener luz eléctrica y agua en los cuartos de baño, se instalaron dos ascensores; 160 ecritores, entre ellos Kipling, escribieron para los libros en miniatura de la biblioteca, se diseñó hasta un pequeño gramófono ¡qué funcionaba!; se reprodujeron muebles del castillo de Windsor y los alimentos de la despensa o los vinos  de la bodega (rellenas con vino de verdad) iban etiquetados con marcas de la época. Entre los pintores, Glyn Philpot pintó el techo del dormitorio de la reina y la miniaturista Mahala Theodora ‘Dora’ Webb pintó un diminuto retrato del príncipe de Gales. Se diseñó hasta un pequeño teatro para representar a Peter Pan.
¿Es o no es la mayor casa de muñecas jamás construida?. Id a verla, entonces, si os pasáis por el castillo de Windsor.

Juan Pablo Navarro
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Encontrar un pez en una cueva – 11

Pez de la cueva de la Pileta - ©Maratania

Pez de la cueva de la Pileta - ©Maratania

foca de la cueva de la Pileta - ©Maratania

Una foca está dibujada en el interior del Pez - ©Maratania

¿Encontrar un pez en una cueva? Sí es posible, en Benaoján, en plena serranía de Ronda, en la cueva de la Pileta. Destino necesario de cualquiera que, como yo, pasase los veranos en Grazalema. Excursión propicia para aventar la modorra del estío. En la memoria, nunca será un recuerdo caduco el asombro de contemplar en la sala final de la cueva su famoso pez.
Situada a 650 m. de altitud en el término de Benaoján (Málaga),  la cueva fue descubierta en 1905 por un campesino, José Bullón, y desde entonces ha sido conservada por sus descendientes. La llamó cueva de los Letreros (por las grafías que observó) para posteriormente denominarse con el nombre del cerro donde se encuentra. Su interior acoge el mayor conjunto de arte paleolítico del Mediterráneo, siendo las pinturas más antiguas datadas en el 30000 A.C. Representan a más de 80 especies de animales. En la cueva se encuentran también la más numerosa obra de pinturas esquemáticas del postpaleolítico en cueva de Europa. En la cueva apareció un pequeño ídolo femenino de cerámica, que mide 6 cm. y que pertenece a la Edad del Bronce,  conocido como la Venus de Benaoján.
Pero es el gran Pez el que acapara todo el protagonismo. Se descubre en una gran sala de 60m por 15 y 30. Sorprende por la rareza de este motivo en el arte rupestre y, sobre todo por su gran tamaño (1,5m.). Su aspecto es similar al del lenguado y podría ser el dibujo más antiguo de esta especie. En su interior hay dibujada una foca. Dibujos de peces pueden encontrarse también en otras cuevas malagueñas  como la cueva de Ardales o la de Nerja (Málaga). Estas cuevas debían usarse estacionalmente por grupos de cazadores-recolectores y muestran el desarrollo de la pesca durante el llamado complejo solutrense en torno al 22.000-15.000 A.C.

Juan Pablo Navarro
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Niculoso Pisano – La lauda a Iñigo López de 1503 – 10

Lauda de Íñigo lópez foto de juan pablo navarro de maratania

Lauda de Íñigo López - © Maratania

Detalle de la lauda con el nombre de íñigo lópez - foto de Maratania

Detalle de la lauda con el nombre de Íñigo López - ©Maratania

Detalle del rostro de íñigo lópez - foto de Juan Pablo navarro de Maratania

Detalle del rostro de Íñigo López - © Maratania

Como comentaba en el artículo sobre el azulejo, Niculoso Pisano fue el introductor del azulejo pintado. Ayer estuve en la trianera parroquia de Santa Ana y tuve la oportunidad de fotografiar su primera obra conocida: La lauda a Íñigo López de 1503.
La lauda, lápida o piedra que se pone en la sepultura, es sumamente original al sustituir la habitual piedra o el bronce por el azulejo pintado. El deterioro del azulejo no deja apreciar el rostro de Íñigo López, que reposa sobre una almohada y que yace con una cruz entre sus manos. Sobre este deterioro hay una leyenda que dice que existía la superstición de que se obtenía novio dándole con el tacón en el rostro.
El propio azulejo indica el nombre del difunto, el autor y el año de 1503, como se ve en los distintos detalles que están adjuntos. Sobre él, nada se sabe. Sobre Niculoso Pisano sí hay algunas noticias. Con la construcción de la catedral se inició la llegada de numerosos artistas europeos a Sevilla, corriente que aumentó con el descubrimiento de América. Entre ellos, llegaría a finales del XV, habiendo constancia de que en 1498 vivía en Triana junto a su esposa Leonor Ruiz. En 1508, compraron una casa en Santa Ana; lo que hace entender la buena marcha de sus taller cerámico. Se conoce el nacimiento de su primer hijo, Juan Bautista, en 1508, y otro, Francisco, en 1511. Su muerte, por un documento de compromiso de pago de tributos de su mujer, se deduce que fue en 1529.
Detalle de la lauda con la fecha - foto de Maratania

Detalle de la lauda con la fecha - ©Maratania


Esta sería una relación de sus obras conservadas que conocemos:
Lauda sepulcral de Iñígo López, 1503 – Parroquia de Santa Ana, Sevilla.
Portada de la iglesia del monasterio de Santa Paula, 1504 –  Santa Paula, Sevilla
Retablo de la Visitación, 1504 – Reales Alcázares, Sevilla.
Coronación de la Virgen de los Reales Alcázares, 1504 – (Desaparecido, aunque algunos azulejos existentes en la casa n.º 3 del Patio de Banderas y una placa en el Museo de Artes y Costumbres Populares pueden ser parte de éste)
Dos placas procedentes del Palacio de los Condes del Real, 1511 – Museo Nacional de Cerámica. Valencia.
Retablo de la iglesia del monasterio de Santa María de Tentudia, 1518. Tentudía (Badajoz),
Azulejos en la iglesia parroquial de Flores – Avila.
Cuadro de la Visitación – Rijksmuseum. Amsterdam.
Panel de la Santa Cena. Convento del Carmen – Sevilla
Azulejos procedentes de conventos desamortizados – Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Juan Pablo Navarro
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Jerez es muy british – 8

Catedral de Jerez de la Frontera - foto de Miguel Zapke

Catedral de Jerez de la Frontera – foto de Miguel Zapke©

Como sevillano, no puedo dejar de querer y admirar a Jerez. Pero hay una espina que no me podré quitar, cada vez que quiero atravesarla, las indicaciones siempre me lleven al lugar contrario. Pero en Dios lo ve (un entretenidísimo tratado sobre arte de Óscar Tusquets) he encontrado la respuesta y una razón más para aumentar mi querer por esta bendita ciudad. Y es que siempre he admirado su británico porte aristocrático y resulta que Tusquets me confirma que Jerez es muy british:
“Como la red de vías… es propiamente una intricada red de geometría fractal, todos los caminos llevan a todas partes. Las pequeñas y pintorescas señales de los cruces pueden indicar lo que quieran, pues seguro que por aquel camino también se puede llegar a aquel sitio… y a todos los demás. Para no extraviarnos es imprescindible llevar planos muy detallados, de escala muy grande (de una milla por pulgada, como mínimo); y, si está nublado, una brújula no nos vendrá nada mal.
Parece que los británicos dan por supuesto que uno ha nacido por allí cerca y que se ha pasado la vida recorriendo aquellos caminos”.
Y es que, como escribía Antonio Burgos, hay dos tipos de ciudades, aquellas que por mucho que quieras no logras acceder nunca al centro y en cuanto te descuidas acabas en la carretera para el pueblo vecino; y hay otras, hospitalarias, que por mucho que quieras salir, te atrapan en sus calles. Puedo proclamar que Jerez es la reina de estas últimas.

Juan Pablo Navarro
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El baile de espadas del “Patatú” de Obejo, la Bachimachía – 6

San Benito - ©Maratania

San Benito - ©Maratania

Obejo

Los primeros de la fila levantan una espada en arco y bajo ella pasan todos los que siguen y así sucesivamente - ©Maratania

Obejo es un pequeño pueblo de la Sierra Morena Cordobesa. El domingo más próximo al 24 de Marzo y el segundo sábado de Julio, coincidiendo con el día de san Benito, se celebra la romería del santo. Tras una misa en la ermita, santuario típico de la arquitectura serrana del XVIII, se desarrolla la procesión del santo en la explanada donde se encuentra aquella. Como es tradicional en muchas procesiones populares, el manto del santo se cubre con los donativos de los romeros.
Acompañan a la imagen, danzantes interpretando un ancestral baile de espadas, llamado Bachimachía. Vestidos con chaquetilla corta de pana marrón, camisa blanca, pantalón de pana lisa color avellana, fajín rojo y botas, desfilan con la mano derecha en la empuñadura de la espada propia, y con la izquierda en la punta de la del danzante anterior. Los primeros de la fila levantan una espada en arco y bajo ella pasan todos los que siguen y así sucesivamente.
La danza concluye con el degüello simbólico del Hermano Mayor, conocido como “el patatú”. Sin embargo, al final se le libera y, saltando, se separa del corro de espadas.
Bachimachia

En fila, cogen con la mano derecha la empuñadura de la espada propia, y con la izquierda, la punta de la del danzante anterior - ©Maratania

Rodeado por el paisaje de la Sierra, el viajero atento no solo disfruta de la rítmica danza de espadas y del teatral desenlace, se sabe participe de un ritual centenario que un pequeño pueblo mantiene vivo con orgullo.

Los danzantes rodean al Hermano Mayor y simulan su degüello. Al final se libera y saltando se separa del corro de espadas - ©Maratania

Juan Pablo Navarro
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La Clausura de Santa María de Jesús de Sevilla – 5

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monjas clarisas – ©Maratania

Claustro de Santa María de Jesús San Benito - ©Maratania

Claustro de Santa María de Jesús San Benito – ©Maratania

Calvario del claustro - ©MarataniaMi padre fue médico de varios conventos sevillanos como Santa Clara, Santa María la Real y Santa María de Jesús. En algunas ocasiones le acompañé y pude entrar en sus clausuras. Conocí entonces sus grandes patios, sus tesoros ocultos y la pobreza por su falta de recursos. Con los años, cuando preparaba la edición de Sevilla 360º, se me ocurrió fotografiar la clausura de las clarisas de Santa María de Jesús.
Me recibió una comunidad sumamente alegre de monjas españolas, mejicanas y de otras naciones. Incluso, una novicia calabresa, bellísima, por cierto, que había huido aquí desde su Italia natal para seguir una vocación a la que sus padres se negaban. Miguel Zapke, el fotógrafo, y yo compartimos un día delicioso con ellas. Con sencillez y humildad se prestaron a ayudarnos. Las vimos orar en la iglesia y en el coro, y trabajar en las múltiples labores que las ocupan diariamente.
Azulejo de Jesús de la Pasión - ©Maratania

Azulejo de Jesús de la Pasión – ©Maratania

Antes de entrar en la clausura, un azulejo con el lema de “Paz y Bien” indica la disposición en que se debe entrar. Su claustro renacentista no será de los más bellos de Sevilla pero recuerda al encanto de un patio de vecinos: macetas y jaulas con canarios, una humilde fuente en el centro, azulejos en el zócalo, un calvario en la entrada. Sobre una puerta, un azulejo de Jesús de la Pasión donado por mi padre, Francisco Navarro Sánchez del Campo, a la comunidad en los años setenta.
Celdas - Foto de Miguel Zapke©

Celdas – Foto de Miguel Zapke©

El convento ha sido remozado por el ayuntamiento tras la cesión a éste del convento de Santa Clara.
Ello ha hecho superar las lamentables condiciones higiénicas que habían sufrido en pasadas décadas. Incluso, un ascensor nos llevó desde una habitación aledaña al patio a la clausura. Me quedé sorprendido por su curiosa arquitectura; las celdas, con sus techos a un nivel inferior al de la planta, ofrecen la impresión de casas y sus corredores parecen calles. En una sala a modo de museo, conservan un encantador belén en una vitrina. En el coro alto, una cubierta mudéjar recoge la oración de las monjas y una reja a los pies deja ver la iglesia. Su retablo es obra de 1690 de Cristóbal de Guadix con esculturas de Pedro Roldán, salvo la Virgen que la preside. Pero es una humilde talla de San Pancracio en una de las peredes la que atrae una gran devoción popular.
Como la mayoría de los conventos, sufre de la penuria económica. Durante muchos años han encuadernado libros para financiarse; ahora van a abrir un obrador con recetas de monjas clarisas, espero que tengan suerte con él. En cualquier caso, la Providencia siempre está con ellas.
Iglesia - Foto de Miguel Zapke©

Iglesia – Foto de Miguel Zapke©

Juan Pablo Navarro
Maratania – Edición. diseño, maquetación y servicios editoriales – Sevilla
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